Todo organismo vivo

está en un viaje hacia sí mismo,

hacia la Conciencia, la Libertad y la Responsabilidad

Allan Kaplan

IKIGAI: Su significado y mi encuentro con él.

Se trata de un término japonés que significa Tu Razón de Ser, Tu Razón de Existir y que proviene de la isla de Okinawa, del pueblo de Ogimi, un lugar en donde viven las personas más longevas del planeta. Pero no sólo esto las caracteriza sino el hecho de que viven felices, sanas, de buen humor, encuentran su Ikigai, es decir, tienen una razón para existir, una razón para levantarse todos los días. Francesc Miralles (escritor, ensayista, periodista) y Héctor García (informático, escritor, residente en Japón desde más de 14 años) en su maravilloso libro “Los Secretos de Japón para una vida larga y feliz” pudieron plasmar, gracias a sus investigaciones, ciertas premisas y principios bajo los cuales estas personas longevas viven. Las resumo de esta manera:

o Dado que los recursos en la isla son escasos, los habitantes acostumbran a ayudarse entre si.
o Se toman la vida con calma (No Stress).
o No comen hasta saciarse (regla del 80%).
o Comen alimentos orgánicos y en lo posible de su propia huerta. Ingieren poca carne y pocos alimentos procesados.
o Se rodean de buenos amigos.
o Hacen actividad física moderada (no competitiva).
o Sonríen: la sonrisa nos conecta con nuestra parte positiva.
o Cultivan buenos hábitos como estar en contacto con la naturaleza.
o Dan las gracias (al levantarte, al acostarte, en cualquier momento del día).
o Usan alimentos ricos en antioxidantes como el té verde, el té blanco, el shicu wasa (un cítrico típico de Okinawa), el brócoli y el salmón).
o Tienen un sentido para levantarse todos los días. Tienen un Ikigai.

(Post de mi libro «Desde el Amor a mi Sentido de Vida»)

Encuentro con mí IKIGAI

El 2018 fue un año de muchísima actividad laboral. Clientes como SODIMAC (retail dedicado a la venta de materiales de construcción y decoración), VELDE (estudio de arquitectura alemán)… representaron una buena entrada económica a cambio de un desgaste físico y mental extraordinarios. Además del volumen de trabajo, los cambios de horario entre Alemania y Chile… todo terminó minando esa joya personal con la que siempre he contado pues estiré de “la cuerda de mi salud” hasta que finalmente se cortó.

Para redondear el año, algo que en cierta forma fue un misterio en aquel momento pero que mi Carta Natal un año más tarde develaría, VELDE y SODIMAC dejaron de proporcionarme trabajo generándose un tremendo vacío en mi actividad laboral lo que redundó también en un vacío económico. Luego descubriría el gran vacío existencial que acompañó todo ese período. Me encuentro entonces a fines de 2018 con poco dinero, sin trabajo, un sentimiento de culpa muy grande… y un agotamiento mental y físico tremendos, una gran sensación de vacío y con un gran interrogante existencial: ¿qué hago de mi vida a partir de ahora?”.

En medio de estas tertulias personales apareció un ángel que en este caso fue una amiga, Claudia Fernández, quién me envió un gráfico por Whatsapp sin mucha explicación y con la sola consigna: ¡llénalo que te va a venir bien! Llevaba como título: IKIGAI: tu razón de ser. Antes de comenzar con la tarea, ante la ignorancia de un término desconocido como Ikigai, “googleé” en mi computador y encontré que se trataba de un término japonés que significa Tu Razón de Ser, Tu Razón de Existir, y que proviene de la isla de Okinawa, del pueblo de Ogimi, un lugar en donde viven las personas más longevas del planeta. Pero no sólo esto las caracteriza sino el hecho de que viven felices, sanas, de buen humor, encuentran su Ikigai y lo siguen, es decir, tienen una razón para existir, una razón para levantarse todos los días.

IKIGAI (Fuente Toronto Star Graphic).

Es cierto que hay gente que se muere y que pasa por la vida sin saber para qué vino a este mundo y tal vez ni siquiera se lo pregunte. Pero esa gente ¿vivió conscientemente sus últimos 40 años o vivió un año repetido 40 veces? Eso lo llamo morir en vida y esperar 40 años para que el cuerpo se deteriore y algún día deje de funcionar.

Personalmente no sabía qué hacer de mi vida pero algo tenía bien en claro, no quería por ningún motivo pertenecer a este grupo…

Como la recomendación venía de mi amiga Claudia, una persona que merecía mi plena confianza y admiración, me tomé el trabajo en serio y transcribí los círculos a una cartulina de color amarillo con el fin de realizar este trabajo a plena conciencia y con toda la dedicación ya que tiempo me sobraba. Me tomé una hora al día, durante 5 noches, para llenar mis círculos con las cuatro preguntas fundamentales del método:

  • ¿En qué soy bueno?
  • ¿Qué amo hacer?
  • ¿Qué es lo que el mundo necesita y como puedo aportar en el?
  • ¿Porqué me pagan o me pagarían?

El ejercicio fue muy interesante y provocó una introspección inusitada en mí, para esa época. Descubrí y plasmé en esa cartulina talentos, amores, pasiones y misiones que nunca pensé que poseía ni nunca imaginaría el rol que, un año más tarde, llegarían a ocupar en mi vida.

IKIGAI como viaje temporal

El ejercicio del IKIGAI es un viaje temporal que te lleva al pasado para pensar en lo que te has convertido hoy, pasando por el presente para sentir realmente lo que amas hacer y soñando con un futuro que te hará actuar en función de lo que crees que el mundo necesita y de como tú podrías participar en él.

 Finalmente, como solía suceder en aquel entonces, la preocupación por la situación laboral y económica sumada a mi duelo por mi separación de Carla, (septiembre 2017), que había postergado por más de un año, absorbían mi mente en una modalidad de permanente desesperación y angustia.

Una vez terminada la tarea quedó guardada en el fondo de un cajón. Prefería vivir en una certidumbre inconsciente que en una incertidumbre consciente. El miedo al futuro incierto y la culpa por los errores del pasado me cegaban la visión del presente, lo único valioso, lo único que podía controlar, lo único real en la existencia.

Sin embargo, hallar mi IKIGAI personal lo consideré, y así lo enfatizo hoy en mis talleres, un gran acto de Amor a mi mismo en el que se conjugan 3 voluntades: la voluntad de pensar en entenderme a mi mismo y las circunstancias que me tocaron vivir, la voluntad de sentir la necesidad de inspirarme dándome ánimo constantemente y la voluntad de actuar en virtud del impulso natural de cuidarme tratándome con cariño y respeto.

IKIGAI como acto de Amor (Fuente: Alex Rovira)

Alex Lange

Scroll al inicio
×

¡Hola!

Haz click abajo para contactarme

× Consúltame